“Porque Independencia es Libertad, Autonomía, Igualdad, Justicia, Democracia y Unidad”.
El pasado 15 de septiembre se celebró en Guatemala, Nicaragua, Costa Rica y El Salvador, la Independencia Centroamericana de la Corona Española; el Presidente de la República Mauricio Funes, se dirigió a toda la nación desde el Parque Libertad (Centro Histórico de San Salvador), durante su discurso, nuevamente hizo un llamado a la “Unidad Nacional”, tocó temas sociales como el de la delincuencia que el país está viviendo, y temas de relevancia internacional como el Golpe de Estado en Honduras al presidente Manuel Zelaya, situación por la que los hondureños decidieron no unirse a la celebración del Día de la Independencia Centroamericana. En éste contexto, es necesario hacer énfasis, que a 188 años de la Independencia de nuestro país, la Libertad, la Autonomía o en éste caso, la Autodeterminación del pueblo salvadoreño, ha sido saboteada.
“Las Eternas Dictaduras”.
En El Salvador nunca se ha vivido una independencia nata y mucho menos una democracia: de una Independencia Patria (1811-1821) se cayó a Gobiernos de Facto (1841-1876), de una Dictadura Militar (1931-1979) se cayó a una Dictadura Cívico-Militar (1989-2009). Las Dictaduras Militares y Cívico-Militares se dividieron en 4 fases o periodos.
En cuanto a las Dictaduras Militares, la primera fue la Dictadura Militar Cafetalera (1931-1944), su representante es el General Maximiliano Hernández Martínez, “el brujo Martínez” abusó tanto de los derechos humanos y benefició tanto a los sectores ultraconservadores del país que el 22 de enero de 1932, provocó la primera insurrección Indígeno-Campesina que terminó siendo “la masacre del 32”. La segunda fue la Dictadura Militar Desarrollista (1950-1972), iniciada por los Tenientes Coroneles Oscar Osorio (1950-1956) y José María Lemus (1956-1960), quienes impulsaron una serie de reformas de corte socialdemocrata como la creación del Instituto Salvadoreño del seguro social, el Instituto Regulador de Abastecimiento (IRA) y el Instituto de Vivienda Urbana (IVU); le continuaron la Junta de Gobierno (1960-1961) y el Directorio Cívico-Militar (1961-1962) que eran una manifestación del Partido Revolucionario de Unificación Democrática que pasó a denominarse Partido de Conciliación Nacional de corte militar; bajo el PCN tomaron el poder los Coroneles Julio Adalberto Rivera (1962-1967) y Fidel Sánchez Hernández (1967-1972) en donde El Salvador se unió a “Alianza para el Progreso” que buscaba contrarrestar la oleada de movimientos guerrilleros y fuerzas de izquierda así como creó la Organización Democrática Nacionalista (ORDEN) la cual intensificó la represión hacia la población civil. La tercera fue la Dictadura Militar de Reforma Estructural-Modernizante (1972-1977), cuyo representante fue el Coronel Arturo Armando Molina, quien llegó con una política anticomunista con rol del Estado en la economía impulsando un Plan de Desarrollo Económico y Social que incrementaría los ingresos de las clases más pobres. La cuarta y última fue la Dictadura Militar Conservadora de Estructura Modernizante (1977-1979), representada fraudulentamente por el General Carlos Humberto Romero, utilizó una política con leyes para las “fuerzas de seguridad” cuyo objetivo era detener los desórdenes de movimientos izquierdistas, pero cuando los acontecimientos electorales terminaron con la esperanza de la reforma por medios democráticos, la situación persuadió a estos mismos movimientos izquierdistas para armarse.
Pese al estallido del Conflicto Armado (1980-1992), y pese a la firma de los Acuerdos de Paz (16 de enero de 1992), El Salvador no se imaginaba que la situación tan sólo “cambiaría de manos” de los militares a los civiles siempre vinculados con los militares empeorando la situación del país por los próximos 20 años.
En cuanto a las Dictaduras Cívico-Militares, la primera fase fue la Privatización (1989-1993), la cual se llevó a cabo por Alfredo Cristiani, el “Presidente de la Paz” privatizó las exportaciones de café y azúcar (1989); la Banca Nacional (1990); los Hoteles del Estado (1990); las consultas externas en el Sistema de Salud (1991); cerró el Instituto Regulador de Abastecimiento, IRA (1991); cerró el Instituto de Vivienda Urbana, IVU (1991); implementación el Impuesto sobre el Valor Absoluto, IVA (1991); y privatizó la Escuela Nacional de Agricultura “Roberto Quiñónez”, ENA (1992). La segunda fase es la Regionalización (1994-1998), promovida por Armando Calderón Sol, en éste periodo, la Banca privatizada optó por abrir oficinas en Estados Unidos para facilitar la remisión de Remesas, colocando a El Salvador como un Estado dependiente de las Remesas Familiares, privatizando además las Distribuidoras de Energía Eléctrica (1998); la Administración Nacional de Telecomunicaciones, ANTEL (1998); el Sistema de Pensiones (1998); y los Servicios de Hospitales Públicos (1998). La tercera fase es la Dolarización (1999-2003), impulsada por Francisco Flores, el país, además de perder su moneda nacional le abrió las puertas a la economía Norteamericana con el Tratado de Libre Comercio (2003) que benefició nada más a las grandes empresas privadas del país. La cuarta fase es la Internacionalización de la Banca (2004-2008), de ella se encargó Antonio Saca, quien además de maquillar la pobreza, descuidó la fiscalización de créditos en el país, dejando que los bancos impusieran la mayor tasa de intereses en Centroamérica.
Es evidente que en El Salvador nunca ha habido una verdadera independencia, puede que se haya firmado un Acta de Independencia el 15 de septiembre de 1821, puede también que se haya firmado un Acta que contenía los Acuerdos de Paz el 16 de enero de 1992; pero a lo largo de la historia con secuelas de dictaduras y luchas armadas, estas actas han resultado ser unos simples documentos con “letras muertas” de los cuales lejos de cumplirse en el mismo momento de su celebración, han quedado como instrumentos sin validez jurídica. La realidad nacional habla por sí sola, El Salvador no ha ido por la dirección de la Autonomía que defendieron los indígenas en 1524, la Independencia y Libertad que soñaron los próceres en 1821, la Igualdad y Justicia por la que se levantaron los indígenas y campesinos de 1932 y la Democracia y Unidad por la que se sacrificaron los más pobres del país durante la década de 1980, “Porque Independencia es Libertad, Autonomía, Igualdad, Justicia, Democracia y Unidad”.
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